lunes, 1 de marzo de 2010

EE.UU.: Reforma sanitaria peligra por diferencias entre demócratas.

Washington (PL) Los líderes demócratas en el Congreso estadounidense enfrentan dificultades para pasar la reforma sanitaria sin apoyo de la oposición, como pudieran requerir en algún momento, debido a diferencias dentro del partido.

El futuro de la propuesta impulsada por el presidente Barack Obama descansa ahora en dos bloques demócratas, los detractores del aborto, y los conservadores en materia fiscal, cuya indecisión impide alcanzar los votos necesarios.

Después de mediar este jueves entre los dos partidos para ganar su apoyo a la medida, y ante el evidente fracaso de la gestión, Obama prometió que seguiría adelante solo con sus correligionarios si era necesario.

El mandatario podría apelar a un procedimiento conocido como conciliación, pero necesita de unidad entre los suyos, sobre todo en la cámara baja, donde las diferencias internas los dejan vulnerables frente a la oposición.

Con los republicanos cerrando filas desde su negativa, los correligionarios de Obama deben dejar a un lado las diferencias y hacer del asunto un frente común de batalla, algo difícil de lograr, resalta The New York Times.

La iniciativa recién presentada por el gobernante en su último intento por salvar la reforma es muy similar a la aprobada por el Senado, pero difiere en mayor grado de la que pasara la cámara de Representantes, lo cual pudiera restarle apoyo en esa instancia.

El periódico neoyorquino señala que la líder de la mayoría, Nancy Pelosi, intenta persuadir a quienes votaron en contra de la medida para que cambien de parecer, pero los tiempos políticos le resultan desfavorables.

Para convencer a quienes rechazaron los cambios al sistema sanitario, es necesario hacer una serie de concesiones que terminarían por restarle votos entre los que sí la favorecieron en las primeras discusiones.

La tarea resulta aún más titánica debido a la proximidad de las elecciones de medio término, en las que las perspectivas de los demócratas son cada vez más inciertas por el descontento de los electores con la forma de hacer política en Washington.

Recientes sondeos muestran que los norteamericanos no están muy seguros del beneficio de gastar tanto dinero en reformar el sistema de salud público, en momentos en que el déficit fiscal deja a los estados con apretados presupuestos.

El representante por Missouri Ike Skelton, cuya reelección peligra por primera vez en más de 30 años, señala que, después de tantas discusiones, no ve ningún cambio en las propuestas que lo muevan a apoyarlas.

Skelton es partidario, como varios de sus correligionarios demócratas, de una iniciativa menos ambiciosa a las presentadas y discutidas hasta el momento, y sugiere construir un boceto sobre la base de los puntos de encuentro entre ambos partidos.

Otros como el representante por Pennsylvania Jason Altmire advierten que, con tantos políticos con miedo de perder su puesto, la obstinación de Obama por aprobar la reforma sólo puede implicar un cambio de voto en un sentido, y ese sería del Sí a No.

No conozco aún a nadie que haya variado de opinión a favor de la propuesta, y no lo harán a menos que sufra cambios substanciales. Sin embargo, sí sé de muchos que en otro momento la apoyaron y ahora se cuestionan si es oportuna seguir haciéndolo, dijo Altmire.

La reforma, que busca entre otras cosas seguro médico para más de 30 millones de personas que carecen de él, permanece estancada desde enero ante la imposibilidad de cotejar las versiones del Senado y la cámara baja después de un año de discusiones.