sábado, 9 de enero de 2010

Brasil enfrenta con éxito la crisis alimentaria

La crisis mundial de alimentos se debe principalmente a la producción de etanol, a la especulación y al cambio del patrón alimentario en los países en desarrollo (PED’s) como China e India, asegura Guilherme Cassel, ministro de Desarrollo Agrario de Brasil, en un artículo publicado en Folha de São Paulo.

De acuerdo a Cassel, Estados Unidos usa el 10% de la producción mundial de maíz, lo que contribuye al aumento de precios.

A este factor se suma la especulación financiera que desató la crisis global y la creciente demanda alimentaria de los PED’s, ya que en estos países “sectores importantes de población de los PEDs entraron en la esfera de consumo de la clase media. El consumo de carne, por ejemplo, creció 100% en China, 70% en Brasil y 20% en India en los últimos 15 años.”

Esto repercute a todo el mundo, ya que de acuerdo con el funcionario brasileño en promedio son necesarios 7 kilos de cereales para producir uno de carne, lo que “está inflando el precio de los cereales” y que afecta “de manera dramática” a los 2.5 mil millones de personas que viven con menos dos dólares diarios.

El escenario alimentario de complica si tomamos en cuenta “el alza del precio del petróleo y los problemas de zafras causados por el calentamiento global. Hay importantes pérdidas de producción, en países como Australia y algunos países africanos, relacionadas directamente con problemas climáticos”, asegura Cassel.

Sin embargo, el ministro de Desarrollo Agrario destaca que su país está enfrentando de manera exitosa la crisis de los precios agrícolas. De acuerdo a su artículo esto se debe “a la presencia de un vigoroso sector de agricultura familiar que produce 70% de los alimentos consumidos por los brasileños y las brasileñas”.

“Desde 2003, desarrollamos una estrategia de fortalecimiento de ese tipo de agricultura, con políticas públicas de crédito, seguro agrícola, asistencia técnica y extensión rural. Al mismo tiempo, desarrollamos y estructuramos una política nacional de seguridad alimentaria articulada en torno al Programa “Fome Zero”. Fuimos aún más lejos, con la institucionalización de esa estrategia por medio de la Ley de Agricultura Familiar y de la Ley Orgánica de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Mientras que el índice de los precios agrícolas internacionales subió 83% durante los últimos 36 meses, la canasta básica brasileña subió 25% en el mismo periodo.

“La leche, un producto típicamente de agricultura familiar en Brasil, registró un aumento de precio de 120% en el mercado internacional en los últimos 24 meses, pero en Brasil el aumento fue de 25%. Ello se debe al aumento de la producción de leche, que pasó de 16 mil millones de litros en los años 90 a 27 mil millones de litros en 2008, alcanzando así la autosuficiencia. Fruto de un conjunto de políticas públicas para la agricultura familiar y de la reforma agraria.

“Otros países que desmantelaron sus políticas de regulación y que orientaron sus cultivos sólo hacia el mercado externo están sufriendo crisis de abasto e inflación”.

No obstante, Cassel reconoce que Brasil no es inmune a la crisis. Para sortear con éxito la situación, aclara, es necesario “evitar posibles impactos negativos, como la disminución del poder de compra de la población más pobre, la concentración y extranjerización de la tierra, la concentración aún mayor de las cadenas de distribución y la preferencia por la exportación agrícola en detrimento del abasto interno”.

Construir la solución a largo plazo, indica el funcionario brasileño, implica garantizar la oferta de alimentos e impulsar un reparto justo de la tierra, “la tierra es de quien la trabaja”, parafrasea a Emiliano Zapata, y resume los objetivos brasileños: “producir alimentos con calidad para garantizar la soberanía y la seguridad alimentaria de nuestro país”.

Nota: Recomendamos leer la entrevista a Guilherme Cassel, ministro de Desarrollo Agrario de Brasil, sobre desarrollo territorial publicada por la FAO, da clik aquí.